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Este enfoque terapéutico fue creado por Fritz y Laura Perls, matrimonio aleman que sintetizó, a lo largo de los años 50 y ya en Estados Unidos, sus influencias respectivas: el psicoanálisis en el caso de Fritz (1893-1970), psiquiatra formado con Clara Happel, Wilhem Reich y Karen Horney entre otros, y la Psicología de la Gestalt o de la Forma en el caso de Laura (1905-1990), aunque pueden rastrearse otras muchas influencias más o menos implícitas: el teatro y el psicodrama, el pensamiento fenomenológico y existencialista, el zen, etc.

 

Encuadrada en el movimiento de la Psicología Humanista, la Terapia Gestalt comparte con dicho movimiento la visión esperanzada del ser humano que tiende a su atutorealización, no como individo patologizado sino con recursos saludables para su desarrollo óptimo en el aquí y ahora: un tiempo presente y puntual.

 

La Terapia Gestalt, más que una teoría de la psiquis, es un eficaz abordaje terapéutico y una filosofía de la vida que prima la conciencia (awareness, darse cuenta), la propia responsabilidad de los procesos en curso y la fe en la sabiduría intrínseca del organismo (la persona total que somos) para auto-regularse de forma adecuada con un medio cambiante.

 

Antepone la espontaneidad al control; la vivencia, a la evitación de lo molesto y doloroso; el sentir, a la racionalización; la comprensión global de los procesos, a la dicotomía de los aparentes opuestos... y requiere del terapeuta un uso de sí como instrumento (emocional, corporal, intelectual) que transmita una determinada actitud vital en vez de practicar únicamente una técnica útil contra la neurosis.

 

Francisco Peñarrubia

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